Mientras paseaba por las calles que me vieron crecer pensaba detenidamente en todo lo que había ocurrido en mi vida desde que me fui de allí...
Tantas cosas...
Y sin embargo, mi mente no había cambiado lo más mínimo... todas las cosas que me venían a la mente al pasar por esas calles, siguen viniendo hoy también...
No son recuerdos de lo vivido, ni siquiera algo real que sucediese... son pensamientos sencillos, ideas, imaginaciones de las sencillas cosas que iba viendo... esas mismas imaginaciones las he tenido hoy al volver a encontrarme con mi soledad allí... esa soledad que, en ocasiones, tanto anhelo...
Y en ese momento me pregunto... ¿no ha afectado en nada, para bien o para mal, todo lo vivido estos años? ¿nada me ha influido tanto como para mantener esos pensamientos tan abstractos y tan infantiles a la vez? esto me lleva a una pregunta que me asusta: ¿será que no habré crecido?
Me aterra la respuesta... pero algún día me atreveré a enfrentarme a ella y a dar una respuesta madura... que paradójico, ¿no?
Ese lugar tan conocido como la palma de mi mano.. y sigue siendo así... igual de conocido... sí, hay casa nuevas, casas que han desaparecido, casas que se han reformado, habitantes desconocidos, sí...
Pero la esencia no se ha ido...
¿o quizás esa esencia va en mi y revive al volver?
Curioso y caprichoso este peculiar mundo... mi mundo
Pero la esencia no se ha ido...
¿o quizás esa esencia va en mi y revive al volver?
Curioso y caprichoso este peculiar mundo... mi mundo
Quizá no crezcamos nunca, ¿acaso eso es malo?, a mi me parece un acto bastante maduro pararse a pensar esto... reflexionar ya es síntoma de madurez.
ResponderEliminarY... me ha encantado, en mayúsculas, tu última cuestión: "¿o quizás esa esencia va en mi y revive al volver?"
La esencia, tú lo has dicho, la guardas tú.