Se levantaron como cada día de la semana.
Un sol abrasador reinaba en el cielo desde primeras horas de la mañana.
Sol, levante y un asfixiante calor, reyes de la jornada.
Se despertaron entre besos, palabras cariñosas y mucha pereza matutina pese al calor sufrido durante la noche, el cuál invitaba a desear con fuerza que las horas nocturnas pasaran a gran velocidad para poder sumergirse en el agua lo antes posible con la esperanza de combatir con éxito el calor.
Desayunaron como cada mañana, refugiados del calor y disfrutando de un delicioso vaso de leche.
El baño refrescante que disfrutaron pocos minutos después de almorzar dió rienda suelta a la pasión.
Ella sintió que era el momento perfecto para decir esas dos palabras que tanto deseaba decir... y efectivamante, lo fué.
Atardeció sumergidos en el agua, desde donde se contemplaba una maravillosa puesta de sol que acompañaba al momento tan idílico que estaban viviendo.