Hay veces que, en momentos concretos de mis días, siento vivir en un pasado. En mi pasado.
El olor del aire, la intensidad del sol, la velocidad del viento... todos y cada uno de los elementos de un día, en conjunto o por separado me hacen revivir días y/o momentos pasados con los que fui tan feliz...
Las tardes en mi pueblo, paseando muchas veces con mis amigas pero la gran mayoría sólo con mi soledad...
Los recreos del colegio, dónde no te importaba tanto que terminara el tiempo de descanso y volver a las aulas... pues entonces me gustaba ir al colegio!
Las conversaciones en el banco del patio, divagando sobre nuestros futuros, ahora ya presentes y tangibles...
Los pinchos de tortilla del recreo...
Los juegos en la pista donde hacíamos Educación Física...
La Magosta con su peculiar e inolvidable olor a castaña recién asada que anunciaba la llegada de un Otoño más...
Las horas muertas en las escaleras del instituto y después en las de la Facultad...
Los paseos por el Campus de la Universidad...
Muchos días siento despestar en aquel tiempo... la distribución solar, la luz del día o el simple aroma del aire me hace transportarme a esos días...
Creo firmemente que estos recuerdos están asociados indiscutiblemente a la luz e intensidad del sol:
Los dias de primavera tienen una luz y un color que difiere a la luz y color de los días de verano, distinta a la de los días de otoño y, por supuesto, muy diferente a la de los días de invierno...
Por ello, cuando se repite un patrón de luz y color reconocido por mi mente, ésta viaja a ese pasado, quizás no el pasado más inmediato ni el último, sino uno compuesto por momentos para recordar...
Todo se me antoja lejano pero indiscutiblemente conmovedor e imposible de olvidar...
Momentos que, sin duda, compartirán espacios de mi recuerdo junto con mi ahora presente, que, en un futuro no muy lejano, formarán mis nuevos días pasados...
Me alegra tu vuelta :)
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